EURORREGIÓN: otra oportunidad perdida para Navarra

 

 

El incompresible rechazo de UPN a colaborar con la CAV y Aquitania complica la obtención de ayudas a la UE

El rechazo del Gobierno de Navarra a participar de la eurorregión que la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) y Aquitania constituyeron el pasado 12 de diciembre desató un leve debate político, pero sin que se llegara a entrar en el fondo de la cuestión, ni en las consecuencias que encierra esta decisión, que sólo puede entenderse desde la fobia que produce en UPN cualquier colaboración con la comunidad vecina con la que tiene más intereses económicos y más lazos culturales.

En la actualidad, Navarra participa activamente en la Comunidad de Trabajo de los Pirineos (CTP) y ostenta desde el mes de octubre la presidencia de turno -la asumió Yolanda Barcina instantes después de que activistas anti TAV le estamparan tres tartas en Toulouse-, que le corresponde por un periodo de dos años. En este organismo comparte proyectos con el resto de comunidades pirenaicas, pero para obtener financiación de la Unión Europea el recorrido que debe superarse suele ser más complicado que el de las eurorregiones.

La diferencia básica reside en que para impulsar cualquier proyecto en la CTP que aspire a tener subvención de la UE, éste debe ser apoyado como mínimo por otro miembro de la propia CTP que pertenezca a un Estado diferente. De esta forma, Navarra se ve en la obligación de contar con un socio, que necesariamente tiene que ser Aquitania, Pirineos Centrales o Languedoc-Rousillon.

La ventaja de pertenecer a una eurorregión es que se cuenta con uno o varios socios comunes, por lo que resulta más sencillo pactar proyectos que hacerlo ante el plenario de la CTP, donde los intereses acostumbran a estar encontrados y no siempre se alcanza el consenso necesario. Además, la colaboración entre las eurorregiones goza de mayor estabilidad.

AQUITANIA, EL SOCIO NATURAL

 La oportunidad que ha perdido Navarra al renunciar a compartir eurorregión con la CAV y Aquitania desgraciadamente tendrá sus consecuencias, que se evidenciarán con el paso del tiempo. No debe perderse de vista que se trata de los dos socios naturales de la Comunidad Foral, ya que es con ellos con los que comparte muchísimos kilómetros de frontera y con los que es más sencillo tener proyectos comunes, sobre todo relacionados con las comunicaciones, bien sean por carretera o por ferrocarril.

El vicepresidente de Aquitania, François Maitia, mantuvo una entrevista de carácter privado en Pamplona con Barcina el pasado mes de noviembre, tan solo unos días antes de presentar la nueva entidad jurídica que forma con la CAV. Maitia trató de convencer a la presidenta del Gobierno foral para sumar a Navarra a esta eurorregión, pero su intento fue baldío.

ERROR ESTRATÉGICO 

Y si estratégicamente es un error haber dado un portazo a la invitación que la CAV y Aquitania trasladaron a Navarra, más sorprendentes son todavía algunas de las argumentaciones públicas del Gobierno foral para fundamentar su rechazo.

Barcina manifestó el 13 de diciembre de 2011 que «todo esto de la eurorregión no lleva más que a crear más gastos a los ciudadanos» y consideró que «no es el momento adecuado para crear más burocracia». Evidentemente, cualquier iniciativa siempre precisa de un soporte económico, pero la eurorregión de la CAV y Aquitania cuenta con un presupuesto anual de 120.000 euros, que ambas comunidades sufragan a medias, ya que en ella trabaja el mismo personal que atiende la CTP. Además, se trata de una cantidad insignificante para una entidad que puede captar fondos millonarios de la UE.

Bastante más desatinada fue la valoración que el portavoz del Gobierno foral, Juan Luis Sánchez de Muniáin, hizo el pasado 20 de diciembre, cuando se atrevió a decir públicamente que «la eurorregión entre la CAV y Aquitania no tiene ninguna competencia y nadie ha dicho para qué sirve»

Sánchez de Muniáin debería saber que las eurorregiones, que abundan por el viejo continente, tienen personalidad jurídica propia, adoptan la forma de Agrupación Europea de Cooperación Territorial (AECT) y cuentan con un rango competencial que las hace perfectamente compatibles con la CTP.

RECHAZO «POR DESCONOCIMIENTO» 

No extraña, por lo tanto, que el lehendakari, Patxi López, expresara en el Parlamento Vasco el pasado 16 de diciembre su convicción de que «Barcina se ha mostrado contraria a la incorporación de Navarra a la eurorregión seguramente desde el desconocimiento» de las posibilidades de este organismo.

López, que en todo caso dejó «las puertas abiertas» a que en el futuro la Comunidad Foral se sume a esta figura jurídica que «permite una dimensión mayor de cooperación» dentro de Europa, replicó a Barcina que «burocracia vamos a crear cero».

Tampoco deja de ser sorprendente la posición en este asunto del PSN, proclive a compartir el proyecto con la CAV y Aquitania, pero que no ha hecho valer su presencia dentro del Ejecutivo foral para que al menos este tema fuera objeto de debate. Su portavoz parlamentario, Juan José Lizarbe, afirmó el 19 de diciembre que su partido «no le hace ningún asco» a la eurorregión entre la CAV y Aquitania, y subrayó que lo afirmado por Barcina «serán las declaraciones de la presidenta de UPN porque en el seno del Gobierno no se ha debatido». Asimismo, apuntó que «el acuerdo de Gobierno establece con absoluta claridad que las decisiones que se tomen serán por consenso en el seno del Gobierno», antes de reprochar que «en este caso no ha sido así».

7,4 MILLONES DE AYUDA 

Pese a la renuncia de Navarra a integrarse en alguna eurorregión, debe ponerse en valor que su presencia en la CTP también le reporta beneficios.

Sin ir más lejos, el pasado 8 de febrero se acordó que diversos organismos y entidades de la Comunidad Foral reciban un total de 7,4 millones de euros de los fondos que gestiona la CTP para subvencionar 17 proyectos. Entre ellos está la rehabilitación de las murallas de Pamplona que conectan el baluarte del Labrit con la zona más próxima al Caballo Blanco, un proyecto que ha salido adelante gracias al acuerdo entre los ayuntamientos de Pamplona y Baiona.

Navarra también lidera, entre otros, un proyecto para introducir nuevos materiales de construcción, así como otro para intercambios y movilidad transfronteriza en el ámbito de la formación profesional, que podrán ser desarrollados con ayudas de la UE.

Publicado en Diario de Noticias de Navarra

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