¿Hacia el definitivo reconocimiento institucional de los territorios vascos del norte?
Joseba Etxarte*
Iparralde no existe institucionamentel. Cuando, tras la Revolución, la Asamblea Constituyente crea los departamentos como entidad territorial, lo hace en nombre de la homogeneidad de todo el territorio francés y, precisamente, haciendo tabla rasa de los pueblos y regiones con identidad propia. Los territorios vascos del norte fueron incluídos en el departamento de los Pirineos Atlánticos, junto con el Béarn, un territorio más extenso y más poblado que el conjunto de Lapurdi, Baxenabarre y Zuberoa, y ahí pretendieron que quedara diluída la personalidad vasca en aras de esa uniformidad y homogeneidad.
Actualmente sólo existe una institución política aglutinadora de estos tres territorios y es el Consejo de Electos del Pays Basque, que agrupa a todos los electos y electas, sean alcaldes, concejales, consejeros departamentales, o regionales, diputados y senadores. Nació en 1995 con el objetivo de paliar esa carencia y es quien negocia con el gobierno de la República el proyecto de territorio, que después se materializa en los proyectos que las verdaderas instituciones (Consejo Regional de Aquitania, Consejo General de los Pirineos Atlánticos, los ayuntamientos, y los propios servicios del Estado) llevan adelante en el ejercicio de sus competencias.
La reivindicación de un departamento propio fue cogiendo fuerza en torno a la plataforma BATERA, que aglutinó no sólo personalidades políticas de muchos colores, sino también concitó un gran apoyo social en torno a la reivindicación de un referéndum a celebrar en 2005 para el que no consiguieron las firmas a que la ley obligaba, ya que el censo sobre el cual se calculaba era el de todo el departamento de Pirineos Atlánticos.
Actualmente, sin embargo, la situación es diferente. El Consejo de Desarrollo del Pays Basque, institución que agrupa a la sociedad civil, y que se articula con el Consejo de Electos a través de una comisión mixta y una Asamblea Plenaria, ha hecho suyo el dictamen jurídico que el Consejo de Electos encargó a los profesores de la Universidad de Baiona Jean Gourdou y Jean-Pierre Massias acerca de la institucionalización de Iparralde, y solicita al Consejo de Electos que haga lo propio.
En ese dictamen (ver http://www.lurraldea.net/fr/travaux-en-cours/evolution-de-la-gouvernance-du-pays-basque.html, los profesores Gourdou y Massias proponen que se cree en este territorio una entidad territorial específica al estilo de lo que Córcega tiene desde hace algunos años. Una entidad que asumiría competencias que ahora están ejercidas por las otras instituciones, es decir, Región, Departamento y servicios del Estado. Para entendernos, sería lo más parecido a un estatuto de autonomía, al estilo de lo que se conoce de los Pirineos hacia abajo.
No sabemos aún qué postura tomará el Consejo de Electos. Sí sabemos que hay cada vez más personalidades que lo ven con buenos ojos y, muchos de los que antes se manifestaban en contra de la departamentalización de Iparralde, ahora al menos no ese oponen a esta nueva entidad territorial . Hace algunas semanas, un miembro de un partido abertzale me decía que, si se abriera ese camino, los abertzales ganarían en credibilidad lo que no han conseguido en años. No será sencillo; incluso si el Consejo de Electos da por buena la recomendación de Gourdou y Massias (y todo parece indicar que así será), antes habrá que aprobar en París una ley específica sobre la descentralización; Hollande prometió durante la campaña electoral que impulsaría esa ley, pero aún está por ver qué ocurre.
Si esta entidad territorial nueva se creara, sería un paso de gigante para las relaciones entre las tres instituciones políticas de Euskal Herria. La Comunidad Autónoma Vasca, la Foral Navarra e Iparralde podrán, en un futuro, establecer negociaciones de igual a igual y, además, amparados en el Tratado de Baiona de 1995 sobre cooperación transfronteriza entre entidades territoriales.
En Iparralde la cooperación transfronteriza con Hegoalde se considera algo estratégico para el futuro. Pero, ¿qué piensan López y Barcina al respecto?
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