LA CULTURA DEL PACTO EN EL DERECHO PÚBLICO VASCO A LO LARGO DE SU HISTORIA
Artículo del profesor de derecho Constitucional de la Universidad de Deusto, Santiago Larrazábal Basañez, incluido en el Boletín nº 0, de junio de 2003, de la Academia Vasca del Derecho: __________________________________________________________________________
«Con ocasión de este acto, en el que todos nosotros nos reunimos con el propósito de aunar fuerzas en pro de la creación de una Academia Vasca de Derecho, sus promotores me han hecho el inmerecido honor de pedirme que prepare una pequeña intervención para este primer encuentro, en la que me gustaría compartir con todos ustedes algunas ideas que, al calor del estudio de nuestro derecho público, se me han ido suscitando con el tiempo y sobre las que quisiera reflexionar en voz alta.
Vivimos unos tiempos difíciles para nuestra querida Euskal Herria, unos tiempos donde brillan por su ausencia la paz, el respeto, la cordura, el diálogo sereno y la concordia entre vascos. Tenemos ante nosotros un panorama de división y enfrentamiento que debemos intentar superar si queremos construir un espacio donde quepamos todos. Como juristas, nuestro deber es el de ayudar a solucionar conflictos, a superar divisiones, a ofrecer puntos de encuentro. El objetivo es lograr un marco de concordia en el que podamos sentirnos cómodos todos. Pero las posturas son tan diferentes y tan opuestas, que encontrar “intersecciones mínimas” que sean aceptables por todos nosotros no resulta nada fácil. Esta situación no es nueva porque nuestra historia está jalonada de conflictos, de tensiones y de violencia, pero también hemos sido capaces de lograr grandes acuerdos. Desgraciadamente, en nuestros días los desencuentros y la violencia persisten y no se atisba su desaparición en un horizonte próximo.
Ya va siendo hora de que nosotros, los juristas vascos, aportemos nuestros modestos conocimientos para posibilitar acuerdos, aunque sean de mínimos, que permitan la convivencia entre todos, porque no hay futuro para una sociedad instalada permanentemente en el enfrentamiento. El futuro tampoco reside en garantizar una fría coexistencia sino en promover una respetuosa convivencia. Y no hay verdadera convivencia sin respeto al que piensa distinto, si lo que se pretende es marginar de la sociedad a unos u otros, si cada uno se enroca en sus propias posiciones. Necesitamos lugares donde se pueda dialogar serenamente, donde podamos recuperar un elemento consustancial a nuestra vieja tradición foral: la cultura del pacto. ¡Ojalá que foros como éste, nos ayuden en esta hermosa y apasionante tarea!
A estas alturas de mi disertación, muchos de ustedes pensarán que estas son bienintencionadas palabras sin mucho futuro en la práctica. Puede que sea cierto, pero nuestro reto como juristas es, precisamente, darles una aplicación práctica. No sé si, entre todos, seremos capaces de hacerlo, pero sí sé que no es la primera vez en la historia de nuestro derecho en la que los juristas vascos han tenido que enfrentarse a tan difícil tarea. La intención de mi disertación de hoy es exponerles cómo a lo largo de ella, quienes nos precedieron tuvieron que hacer frente a situaciones muy difíciles y cómo fueron capaces de ofrecer soluciones imaginativas y me atrevería a decir que, en algunos casos, hasta brillantes, que permitieron que nuestro pueblo superase aquellos momentos tan comprometidos. Aquellos beneméritos juristas, muchos de ellos anónimos y casi todos desconocidos para nosotros supieron ser instrumento de reconciliación y pusieron todos sus conocimientos al servicio de la paz, de la concordia y, en definitiva, del bien común. La clave de sus éxitos fue saber que la imposición, la exclusión o la represión no eran el camino. El camino fue siempre el compromiso, el pacto, el acuerdo.» (…)
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Y si ellos fueron capaces de hacerlo, ¿por qué nosotros no? ¿Ah, pero realmente fueron capaces de hacerlo? se preguntarán algunos. Pues sí que lo fueron, lo que pasa es que ya no nos acordamos. Refresquémonos a nosotros mismos la memoria, recordando algunos ejemplos y procuremos tomar buena nota de ellos.
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