Pensamiento personalista en Euskadi en torno a la guerra
Artículo de José Azurmendi Otaegi en RIEV (Revista Internacional de Estudios Vascos), nº 41 (1996):
José Antonio Aguirre (1904-1960), primer Presidente del Gobierno de Euskadi en la guerra civil y luego en el exilio, donde murió: del PNV, cristiano-demócrata; Toribio Echevarría (1887-1968), militante socialista eibarrés, marxista, ha desarrollado una importante reflexión teórica del significado del socialismo en un mundo cambiante, muerto también en exilio; José María Arizmendiarrieta (1915-1976), gudari preso y condenado a muerte, luego sacerdote, inspirador y principal promotor del movimiento cooperativo industrial de Arrasate/Mondragón; Carlos Santamaría (*1909), matemático y escritor, organizador de las Conversaciones Católicas Internacionales de San Sebastián, secretario internacional de Pax Christi, promotor del movimiento de las “ikastolas”, etc., en 1992 fue nombrado Dr. honoris causa por la UPV/EHU a cuya fundación había contribuido: estos van a ser el objeto de las líneas siguientes. Serán analizados sólo bajo el aspecto anunciado en el título: su pensamiento personalista.
Es sobremanera llamativo que, en un período de confrontaciones ideológicas y políticas sumamente violentas en Euskadi, cuya expresión más trágica ha sido la guerra civil (los cuatro se han visto involucrados en ella cada uno a su modo), todos ellos, aun desarrollando actividades bien distintas y proviniendo de tradiciones ideológicas y fuentes de inspiración diversas, hayan coincidido en buscar la superación de aquellos frentes en la reflexión personalista. A partir de un momento la idea de que, para conquistar la paz y levantar un orden nuevo en libertad y justicia, es preciso superar las viejas posiciones —liberales, marxistas— y “construir solidaridades”, por encima de los partidos, ha dominado en todos ellos (las fórmulas de “la tragedia del hombre”, de la unión de todos los “hombres de buena voluntad”, etc. se repiten en todos). Todos ellos se esfuerzan por repensar tanto su propia postura como la del “enemigo” en relación al concepto del hombre, que viene a ser así la categoría central de sus consideraciones.
No tratamos de aislar y encerrar a estos autores y a su pensamiento en el pequeño contexto vasco. Al contrario. “En la historia de más de diez mil años —escribió Max Scheler en 1929— somos nosotros la primera época en que el hombre se ha convertido para sí mismo radical y universalmente en un ser «problemático»: el hombre ya no sabe lo que es y se da cuenta de que no lo sabe”. Heidegger repite esta confesión de desconcierto: “Ninguna época ha sabido conquistar tantos y tan variados conocimientos sobre el hombre como la nuestra (…). Sin embargo, ninguna época ha conocido al hombre tan poco como la nuestra”. Siguen el existencialismo, Esprit, Camus, etc. La reflexión de nuestros autores, como se ve, se hace eco de unas inquietudes que, por la misma época, ocupaban también el pensamiento más profundo en Europa.
Sin duda, las diferencias que separan a estos cuatro autores son muchas y nadie las ignora. Sea, con todo, lícito por una vez, reseñar algo muy importante que les une. (…)
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